Nuestra felicidad se hace a veces con las cosas que desdeñamos.
Todas las familias felices se parecen entre si, las infelices son desgracias en su propia manera.
La falsa felicidad vuelve duros y soberbios a los hombres, y no se comunica a otros. La felicidad verdadera los torna dulces y sensibles, y halla siempre manera de hacer nuevos participantes de ella.
Es menester, en cuanto esto sea posible, que fundamentéis la felicidad en vosotros mismos, y que encontréis en vuestro ser el equivalente de los bienes que la fortuna os ha rehusado.
Si nos bastase con ser felices, pronto lo conseguiríamos; pero queremos ser más felices que los demás, y ello es muy difícil, tanto más cuanto que consideramos a aquéllos mucho más felices de lo que en realidad son.
Lo que los oradores carecen de profundidad lo compensan con longitud
No hay nación tan poderosa como la que obedece sus leyes no desde el miedo o los principios de la razón, sino por la pasión
La sublimidad de la administración consiste en conocer el grado apropiado de las funciones que debe ejercer en diferentes ocasiones
El espíritu de moderación debe ser también el espíritu del legislador
Las leyes inútiles debilitan las leyes necesarias