No pudiendo cambiar los hombres, se cambian sin tregua las instituciones.
La ley es inexorable, como los perros: no ladra más que al que va mal vestido.
La ley suprema es el bien del pueblo.
La multitud de leyes frecuentemente presta excusas a los vicios.
Cuando los hombres son puros, las leyes son inútiles; cuando son corruptos, las leyes se rompen.
Mucho antes de que la historia comenzara para nosotros, los hombres se unieron al margen de las mujeres y hacían cosas. Tuvimos tiempo
Hay, oculta u ostentosa, una espada entre los sexos hasta que un completo matrimonio los reconcilia
Con la posible excepción del Ecuador, todo comienza en alguna parte
A veces me pregunto si todos los placeres no son sustitutos de la alegría
Es mucho más fácil orar por una ánima que ir a ver una