Nuestra felicidad se hace a veces con las cosas que desdeñamos.
Todas las familias felices se parecen entre si, las infelices son desgracias en su propia manera.
La falsa felicidad vuelve duros y soberbios a los hombres, y no se comunica a otros. La felicidad verdadera los torna dulces y sensibles, y halla siempre manera de hacer nuevos participantes de ella.
Es menester, en cuanto esto sea posible, que fundamentéis la felicidad en vosotros mismos, y que encontréis en vuestro ser el equivalente de los bienes que la fortuna os ha rehusado.
Si nos bastase con ser felices, pronto lo conseguiríamos; pero queremos ser más felices que los demás, y ello es muy difícil, tanto más cuanto que consideramos a aquéllos mucho más felices de lo que en realidad son.
Mucho antes de que la historia comenzara para nosotros, los hombres se unieron al margen de las mujeres y hacían cosas. Tuvimos tiempo
Hay, oculta u ostentosa, una espada entre los sexos hasta que un completo matrimonio los reconcilia
Con la posible excepción del Ecuador, todo comienza en alguna parte
A veces me pregunto si todos los placeres no son sustitutos de la alegría
Es mucho más fácil orar por una ánima que ir a ver una