No hay más que dos especies de hombres: Una, la de los justos que se creen pecadores, y otra la de los pecadores que se creen justos.
El hombre que a los veinte años no cree en la mujer, no tiene corazón; y el que sigue creyendo en ella a los cuarenta, no tiene entendimiento.
Es mucho mejor sufrir por una mujer viva y hacer el ridículo por ella, que tener un fantasma sentado año tras año en el corazón.
El hombre es voluntad, y la mujer sentimiento. En esta nave de la vida la voluntad es el timón, y el sentimiento la vela; cuando la mujer pretende gobernar, el timón viene a ser sólo una vela.
Mujeres: no os enamoréis nunca de un hombre de genio porque al genio, en casa, sólo le queda el mal genio.
El problema de la juventud de hoy es que ya no forma uno parte de ella.
Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta.
La única diferencia entre un loco y yo es que yo no estoy loco.
El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos.
En lugar de tratar de usar obstinadamente surrealismo con fines de subversión, hay que tratar de hacer algo de surrealismo como sólido, completo y clásico como las obras de los museos