La fe en que no hay acontecimiento feliz o desgraciado al que no podamos dar un sentido enderezándolo al bien, me ha acompañado siempre y me sigue acompañando, y no estoy dispuesto a renunciar a ella, ni para mí ni para los demás.
La fe se refiere a cosas que no se ven, y la esperanza, a cosas que no están al alcance de la mano.
Se puede hacer muy poco sólo con fe, no puede hacerse nada sin ella.
Aquel que tiene fe no está nunca solo.
El hombre que tiene fe ha de estar preparado, no sólo a ser mártir, sino a ser un loco.
En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente.
La poesía, queridos amigos, es la encarnación sagrada de una sonrisa.
Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
¿Qué diferencia hay entre nosotros, salvo un sueño inquieto que sigue mi alma, pero teme que vive cerca de ti
Elegimos nuestras alegrías y tristezas, mucho antes de que las experimentemos