Si un contemplativo se echa al agua, no probará a nadar, tratará primero de comprender el agua. Y se ahogará.
Si cabeza y corazón se contradijeran, el corazón acabaría decidiendo. La pobre cabeza cede siempre, porque es la más prudente.
Hay que pensar como hombre de acción y actuar como hombre pensador.
Cuando no se piensa lo que se dice es cuando se dice lo que se piensa.
Cuida tus pensamientos porque se volverán actos. Cuida tus actos porque se harán costumbre. Cuida tus costumbres porque formarán tu carácter. Cuida tu carácter porque formará tu destino. Y tu destino será tu vida.
Dos cosas me llenan el corazón con una admiración y una veneración siempre nuevas y siempre crecientes: el cielo estrellado por encima de mí y la ley moral en mi interior.
Como el camino está sembrado de espinas, Dios le ha dado al hombre tres dones: la sonrisa, el sueño y la esperanza.
Actúa de manera que trates a la humanidad tan bien en tu persona como en cualquier otra; siempre y al mismo tiempo como un fin, nunca simplemente como un medio.
Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.
Ante el sentimiento del deber, enmudecen las más rebeldes pasiones.