La corona de laurel, donde quiera que aparece, es señal de sinsabores más que de felicidad.
La gloria de los grandes hombres debe medirse siempre por los medios que han empleado para adquirirla.
Siempre hay un lugar en las cumbres para el hombre valiente y esforzado.
Ningún camino de flores conduce a la gloria.
Cuando más grande es vuestra gloria, más cerca estáis de vuestra declinación.
Las bases indispensables de la sociedad son el ocio y el lujo.
La ambición jamás se detiene, ni siquiera en la cima de la grandeza.
El agua, el aire y la limpieza son los principales productos de mi farmacia.
El tonto tiene una gran ventaja sobre el hombre de ingenio: a diferencia de éste, siempre está contento de sí mismo.
De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso.