No pudiendo cambiar los hombres, se cambian sin tregua las instituciones.
La ley es inexorable, como los perros: no ladra más que al que va mal vestido.
La ley suprema es el bien del pueblo.
La multitud de leyes frecuentemente presta excusas a los vicios.
Cuando los hombres son puros, las leyes son inútiles; cuando son corruptos, las leyes se rompen.
Todo gobierno es, en su esencia, una conspiración contra el hombre superior: su único objetivo permanente es oprimirlo y malograrlo. Si es aristocrático en organización, entonces busca proteger al hombre que es superior ante la ley contra el hombre que es superior ante los hechos; si es democrático, entonces busca proteger al hombre que es inferior en todo contra ambos. Una de sus funciones primarias es regir a los hombres por la fuerza, para hacerlos tan iguales como sea posible y tan dependientes uno del otro como sea posible, para buscar y combatir la originalidad entre ellos. Todo lo que puede ver en una idea original es un cambio potencial, y por tanto una invasión a sus prerrogativas. El hombre más peligroso para cualquier gobierno es el hombre que tiene la habilidad de pensar las cosas por si mismo, sin que le importen las supersticiones o tabúes. Casi inevitablemente llega a la conclusión de que el gobierno bajo el cual vive es deshonesto, loco e intolerable, y así, si es un romántico, trata de cambiarlo. E incluso si no lo es, si es muy apto para extender el descontento entre quienes lo son
La democracia es la teoría de que la gente común sabe lo que quiere y merece recibir lo bueno
Todos los hombres son un fraude. La única diferencia entre ellos es que algunos lo admiten
Cualquier hombre que aflige a la raza humana con las ideas deben estar preparados para verlos mal entendido
Una celebridad es alguien que se sabe que muchas personas que se alegra de que él no sabe