El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero sólo el necio se queda sentado en él.
Las grandes almas tienen voluntades; las débiles tan solo deseos.
No puedes evitar que el pájaro de la tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí puedes evitar que anide en tu cabellera.
El trabajo del pensamiento se parece a la perforación de un pozo: el agua es turbia al principio, mas luego se clarifica.
Cuando te inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran enojo, no contestes ninguna carta.
El que busca un amigo sin defectos se queda sin amigos.
El que no da un oficio a su hijo, le enseña a ser ladrón.
Por el amor de una rosa el jardinero es servidor de mil espinas.
Cuando el carro se haya roto muchos os dirán por donde no se debía pasar.
El caballo conoce por la brida al que lo guía.