-
Ya no hay artistas como los de antaño, de aquellos cuya vida y alma eran el instrumento ciego del apetito de belleza, órganos de Dios mediante los cuales se probaba a sí mismo su existencia. Para ellos el mundo no importaba. Nadie supo nada de sus dolores. Se acostaban tristes todas las noches y contemplaban la vida humana con una mirada de asombro, igual que nosotros contemplamos un hormiguero.
-
Cuando miramos la verdad de soslayo o de perfil, siempre la vemos mal. Son pocos los que saben contemplarla de frente.
-
El autor deber estar en su obra como Dios en el universo; presente en todas partes, pero en ninguna visible.
-
Un hombre que juzga a otro hombre es un espectáculo que me haría estallar de risa si no me diese piedad.
-
La vida solamente es tolerable si se olvida uno de su miserable persona.