La conciencia se asemeja a las facultades espirituales: necesita ser educada. Ejercitándola se la enseña a ver más acertadamente.
La conciencia es la línea recta; la vida es el torbellino. Este torbellino tan pronto lanza sobre la cabeza del hombre negrura del caos como hace brillar sobre ella un cielo azul.
¿Cómo puedes llegar a conocerte a ti mismo? Nunca por la reflexión, sino esforzándote y tratando de cumplir tu deber, sabrás en seguida qué pensar de ti.
La conciencia es el caos donde se agitan las quimeras, los apetitos y los intentos, el horno de los sueños, el antro de los pensamientos vergonzosos, el pandemónium de los sofismas y el campo de batalla de las pasiones.
"Yo" es el conjunto de los lazos que establezco con los demás. La conciencia de sí mismo nace de la interacción.
Las matemáticas son una gimnasia del espíritu y una preparación para la filósofia.
Una colección de bellas máximas es un tesoro más apreciable que las riquezas.
Probamos el oro en el fuego, distinguimos a nuestros amigos en la adversidad.