No se desprecia a todos los que tienen vicios; pero se desprecia a todos los que no tienen ninguna virtud.
La virtud es el punto medio entre dos vicios opuestos.
Una de las principales virtudes sociales es la de tolerar en los demás lo que nos prohibimos a nosotros mismos.
A veces cuesta mucho más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes.
El virtuoso se conforma con soñar lo que el pecador realiza en la vida.
La soledad es necesaria para gozar de nuestro propio corazón y para amar; pero para triunfar en la vida es preciso dar algo de nuestra vida al mayor número posible de gentes.
Para pasar por hombre amable basta con narrar bien y con no hablar nunca de sí mismo.
Una señal del nuevo amor es que todos los placeres y todos los sinsabores que pueden producir las demás pasiones y cualesquiera otras actividades del hombre dejan instantáneamente de afectarle.
Cuando vuestra amante se convierta en vuestra amiga íntima, os procurará otros placeres; los placeres de la vejez. Como una flor que después de haber sido rosa por la mañana, en la estación de las flores, se torna fruto delicioso a la tarde, cuando ya ha pasado la sazón de las rosas.
El hombre que no ha amado apasionadamente ignora la mitad más hermosa de la vida.