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La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla.
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Una y otra vez se aferra uno a las cosas a las que ha tomado cariño y piensa que se trata de fidelidad, pero es sólo pereza.
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Un hombre perezoso es un reloj sin cuerda.
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La pereza marcha con tanta lentitud que la pobreza no tarda en alcanzarla. Haz marchar tus asuntos antes que ellos te espoleen.
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Un hombre con pereza es un reloj sin cuerda.