Me parecería que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar.
El hombre que no puede admirar nada, y que de ordinario no se maravilla de nada prosternándose en muda adoración..., es como unos lentes sin ojos detrás.
Es indicio seguro de mediocridad el alabar siempre moderadamente.
Asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras que tenemos son las de las personas que no nos han comprendido.
Los que saben mucho se admiran de pocas cosas, y los que no saben nada se admiran de todo.
Como el camino está sembrado de espinas, Dios le ha dado al hombre tres dones: la sonrisa, el sueño y la esperanza.
Actúa de manera que trates a la humanidad tan bien en tu persona como en cualquier otra; siempre y al mismo tiempo como un fin, nunca simplemente como un medio.
Se mide la inteligencia del individuo por la cantidad de incertidumbres que es capaz de soportar.
Ante el sentimiento del deber, enmudecen las más rebeldes pasiones.
Lo que nos enriquece no es lo que poseemos, sino aquello de lo que podemos prescindir.