No esperamos ser ricos para ser fuertes: es precioso ser fuertes para ser ricos.
¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia.
Los ricos que no saben usar sus riquezas son de una pobreza incurable, porque es pobreza de espíritu.
Jamás envidié la riqueza de un hombre, ni me sentí inferior a él. Sólo reconocí superioridad en quien me aventajaba en virtudes y conocimientos.
La igualdad en la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro ni ninguno tan pobre que se vea necesitado de venderse.
El amor más puro y más fuerte no es el que sube desde la impresión, sino el que desciende desde la admiración.
No se queje de la crítica. Si es falsa, no haga caso pero no se enfade. Si es fruto de la ignorancia, ríase; si está justificada, no es crítica: aprenda de ella.
Un hombre es sabio mientras busca la sabiduría; si llega a creer que la ha encontrado, se convierte en idiota.
El ambicioso es un esclavo de lo que desea, el hombre libre es el que no desea nada.
Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años sólo arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma.