No hay día más perdido que aquel en que no hemos reído.
Los sabios se ríen del mundo sin odio y sin amargura.
Quien suele llorar profusamente, también es capaz de reír con intensidad al instante siguiente.
Es mucho lo que una risa encierra. Ella es la clave con la que desciframos al hombre.
Si es posible, debe hacerse reír hasta a los muertos.
A veces cuesta mucho más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes.
El esclavo sólo tiene un dueño; el ambicioso, tantos como personas le pueden ser útiles a su fortuna.
La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida.
Frecuentemente es más breve y más útil adaptarse a los otros que hacer que los demás se ajusten a nosotros.
Es más fácil encontrar un amor apasionado que una amistad perfecta.