Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la muerte sin haber reído.
Los sabios se ríen del mundo sin odio y sin amargura.
Quien suele llorar profusamente, también es capaz de reír con intensidad al instante siguiente.
Es mucho lo que una risa encierra. Ella es la clave con la que desciframos al hombre.
Si es posible, debe hacerse reír hasta a los muertos.
La sentencia más razonable que jamás se haya pronunciado sobre la cuestión del celibato y del matrimonio, es ésta: sea cual fuese el partido que tomares, te arrepentirás de haberlo tomado.
Lo que determina el éxito de una gran cantidad de libros es la estrecha relación entre las mediocres ideas del autor y las mediocres ideas del público.
El amor es más placentero que el matrimonio por la misma razón que las novelas son más interesantes que la historia.
Cuando se quiere ser agradable en sociedad es preciso resolverse a permitir que muchas cosas que sabemos nos sean enseñadas por personas que las ignoran.
La sociedad está compuesta de dos grandes clases: los que tienen más comida que apetito y lo que tienen más apetito que comida.