El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
Deben buscarse los amigos como los buenos libros. No está la felicidad en que sean muchos ni muy curiosos; sino pocos, buenos y bien conocidos.
No entres allá de donde no puedas libremente salir.
La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu.
Suelen decir que el hombre que apetece soledad tiene mucho de dios o de bestia.
Debe desear todo hombre vivir para saber, y saber para bien vivir.