La cara no es jamás opaca del todo; el alma se muestra a través de sus muros.
El alma más fuerte y mejor constituida es la que no se enorgullece ni enerva con los éxitos y a la que no abaten los reveses.
Odio las almas estrechas; sin bálsamo ni veneno; hechas sin nada malo ni bueno.
El mejor día es el día en que el alma tiene hambre y sed.
Porque no el mucho saber harta y satisface al ánima, mas el sentir y gustar de las cosas internamente.
Si un contemplativo se echa al agua, no probará a nadar, tratará primero de comprender el agua. Y se ahogará.