La caridad es una virtud del corazón y no de las manos.
La manera de dar vale más que lo que se da.
La caridad comienza en mi casa, y la justicia en la puerta siguiente.
La caridad comienza por nosotros mismos, y la mayoría de las veces acaba donde empieza.
La caridad es un deber; la elección de la forma, un derecho.
Donde hay paz y meditación no tienen cabida la ansiedad y la duda.
Que los hermanos no se apropien de nada, ni de casa, ni de tierra, ni de ninguna otra cosa (...). Aquí está la excelencia de la muy alta pobreza (...). Esto es lo que debéis compartir.
Señor, concédeme la serenidad de aceptar que hay cosas que no puedo cambiar; el valor de cambiar lo que puede cambiarse y la sabiduría para distinguir la diferencia.
Empieza haciendo lo necesario, después lo posible, y de repente te encontrarás haciendo lo imposible.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz, donde hubiere odio, que ponga amor. Donde hubiere ofensa, que ponga perdón. Donde hubiere discordia, que ponga unión. (...) Donde hubiere tristeza, que ponga alegría. ¡Oh, Señor!, que no busque tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar.