No hay un gran genio sin mezcla de locura.
Los hombres geniales empiezan grandes obras, los hombres trabajadores las terminan.
El genio es un rayo cuyo trueno se prolonga durante siglos.
El genio se compone del dos por ciento de talento y noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación.
El genio es un uno por ciento de inspiración y un noventa y nueve por ciento de sudor.
La vida es un aprendizaje para someternos a constantes renunciaciones, al fracaso continuado de nuestras pretensiones, de nuestras esperanzas, de nuestras facultades, de nuestra felicidad.
El destino tiene dos maneras de herirnos: negándose a nuestros deseos y cumpliéndolos.
Saber envejecer es la obra maestra de la cordura y una de las partes más difíciles del gran arte de vivir.
Nuestro deber es ser útiles, pero no como quisiéramos, sino como podamos.
La era igualitaria es el triunfo de la mediocridad. Es desagradable, pero inevitable, y constituye una venganza del pasado. La humanidad, después de haberse constituido sobre la base de las diferencias individuales, se organiza ahora sobre la de sus semejanzas.