En la obediencia está la paz de todas las cosas; a Dios primero, a la razón y a la justicia.
Podrán golpearme, romperme los huesos, matarme, tendrán mi cadáver, pero no mi obediencia.
Haz lo que decimos y no hagas lo que hacemos.
Obedecer es el deber nuestro, es nuestro destino, y aquel que no quiera someterse a la obediencia será necesariamente despedazado.
Es muy difícil someter a la obediencia a aquel que no busca mandar.
A menudo el odio se disfraza con una careta sonriente y la lengua se expresa en tono amistoso, mientras el corazón está lleno de hiel.
La austeridad es una de las grandes virtudes de un pueblo inteligente
El consejo de un amigo es como vino generoso en copa de oro
No destruyas lo que no has conseguido
La abundancia engendra satisfacción; la satisfacción, ánimo y buena voluntad