Cuando surge en el hombre la necesidad de encontrar un sentido, cuando el hombre, atraÃdo por el conocimiento de sà mismo, comienza a explorar su propio interior, cuando comienza a observar el mundo, a escuchar, a pensar, a meditar, a interpretar, y por lo tanto a elegir, a decidir, a asumir sentimientos y comportamientos, entonces comienza para él la vida espiritual.