Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.
El arte de ser sabio es el arte de reconocer lo que debemos pasar por alto.
El sabio no es el hombre que proporciona las respuestas verdaderas, sino el que plantea las verdaderas preguntas.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea para reparar el daño.
Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver.
La audacia en los negocios lo primero, lo segundo y lo tercero.
La música no es otra cosa que sonidos salvajes civilizados.
Es amigo mío aquel que me socorre, no el que me compadece.
El avaro se roba a sí mismo. El pródigo, a sus herederos.
La riqueza se consigue con dolor, se conserva con preocupación y se pierde con pesadumbre.