La única simplicidad que vale la pena conservar es la del corazón, la simplicidad que acepta y goza.
Los placeres sencillos son el refugio último de los hombres complicados.
En carácter, en comportamiento, en estilo, en todas las cosas, la suprema excelencia es la sencillez.
Ningún tesoro es tan indiscutiblemente hermoso que la costumbre o la falta de cariño no puedan robarle el brillo de lo valioso; por eso me parece un arte encomiable entregarles también a las cosas cercanas y corrientes la dedicación y el cariño que concedemos a las bellezas lejanas y apartadas.
Los hombres grandes son sencillos, los mediocres ampulosos.