Nuestra felicidad se hace a veces con las cosas que desdeñamos.
Todas las familias felices se parecen entre si, las infelices son desgracias en su propia manera.
La falsa felicidad vuelve duros y soberbios a los hombres, y no se comunica a otros. La felicidad verdadera los torna dulces y sensibles, y halla siempre manera de hacer nuevos participantes de ella.
Es menester, en cuanto esto sea posible, que fundamentéis la felicidad en vosotros mismos, y que encontréis en vuestro ser el equivalente de los bienes que la fortuna os ha rehusado.
Si nos bastase con ser felices, pronto lo conseguiríamos; pero queremos ser más felices que los demás, y ello es muy difícil, tanto más cuanto que consideramos a aquéllos mucho más felices de lo que en realidad son.
Todos y cada uno de nosotros hemos de pensar constantemente, por nuestro propio interés, en mejorar nuestro cuerpo y dedicar más tiempo a adquirir y mantener ese objetivo esencial que es la buena forma física.
Pensado para proporcionarle flexibilidad, gracia y habilidad que se reflejarán inconfundiblemente en el modo de caminar, jugar y trabajar.