Una triple bendición son nuestros amigos: vienen, se quedan y se van.
El amigo debe ser como la sangre, que acude a la herida sin esperar que lo llamen.
Si quieres hallar en cualquier lado amistad, dulzura y poesía, llévalas contigo.
De ningun bien se goza en la posesión, sin un compañero.
En la prosperidad nuestros amigos nos conocen; en la adversidad los conocemos a ellos.
A veces cuesta mucho más eliminar un solo defecto que adquirir cien virtudes.
El esclavo sólo tiene un dueño; el ambicioso, tantos como personas le pueden ser útiles a su fortuna.
Conviene reír sin esperar a ser dichoso, no sea que nos sorprenda la muerte sin haber reído.
La muerte no llega más que una vez, pero se hace sentir en todos los momentos de la vida.
Frecuentemente es más breve y más útil adaptarse a los otros que hacer que los demás se ajusten a nosotros.