Siempre que enseñes, enseña a la vez a dudar de lo que enseñas.
Las enseñanzas orales deben acomodarse a los hábitos de los oyentes.
Para enseñar a los demás, primero has de hacer tú algo muy duro: has de enderezarte a ti mismo.
La mayor parte de la gente confunde la educación con instrucción.
Los años enseñan muchas cosas que los días jamás llegan a conocer.
El amor más puro y más fuerte no es el que sube desde la impresión, sino el que desciende desde la admiración.
No se queje de la crítica. Si es falsa, no haga caso pero no se enfade. Si es fruto de la ignorancia, ríase; si está justificada, no es crítica: aprenda de ella.
Un hombre es sabio mientras busca la sabiduría; si llega a creer que la ha encontrado, se convierte en idiota.
El ambicioso es un esclavo de lo que desea, el hombre libre es el que no desea nada.
Nos envejece más la cobardía que el tiempo, los años sólo arrugan la piel, pero el miedo arruga el alma.