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Todas las cosas humanas penden de un tenue hilo, y lo que estuvo firmemente establecido se derrumba repentinamente.
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La casualidad está siempre al acecho. Ten siempre echado el anzuelo; en el remanso menos sospechado puede estar tu pez.
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El hombre tiene mil planes para sí mismo. El azar, sólo uno para cada uno.
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En la vida hay que tener en cuenta el azar. El azar, en definitiva, es Dios.
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En toda empresa hay que dar dos tercios a la razón y un tercio al azar: aumentad la primera fracción y seréis pusilánimes, aumentad la segunda y seréis temerarios.