El sabio es quien quiere asomar su cabeza al cielo; y el loco es quien quiere meter el cielo en su cabeza.
Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno.
El cielo se gana por favores. Si fuera por méritos usted se quedaría afuera y su perro entraría.
El que busca el cielo en la tierra se ha dormido en clase de geografía.
Un pedazo de Paraíso lo arregla todo
Caer no es peligroso ni vergonzoso, pero permanecer arrodillado es ambas cosas.
Hay algo que Dios ha hecho mal. A todo le puso límites menos a la tontería.
La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en el que menos la espera.
Todos los órganos humanos se cansan alguna vez, salvo la lengua.
No hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio.