Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio.
No seas duro en el juzgar a las personas. Piensa que todos somos más víctimas de una educación, de una ideología o de un carácter... que responsables de una mala voluntad.
Odio los juicios que sólo aplastan y no transforman.
Cuando más se juzga, menos se ama.
Juzga a un hombre tanto por sus amigos como por sus enemigos.
Ya no hay artistas como los de antaño, de aquellos cuya vida y alma eran el instrumento ciego del apetito de belleza, órganos de Dios mediante los cuales se probaba a sí mismo su existencia. Para ellos el mundo no importaba. Nadie supo nada de sus dolores. Se acostaban tristes todas las noches y contemplaban la vida humana con una mirada de asombro, igual que nosotros contemplamos un hormiguero.
Cuando uno quiere realizar una obra artística, es preciso que se eleve por encima de los elogios y de las críticas. Cuando se tiene delante un ideal claro y preciso, hay que empeñarse en dirigirse hacia él en linea recta, sin distraerse con lo que encuentra en el camino.
Cuando miramos la verdad de soslayo o de perfil, siempre la vemos mal. Son pocos los que saben contemplarla de frente.
El autor deber estar en su obra como Dios en el universo; presente en todas partes, pero en ninguna visible.
La vida solamente es tolerable si se olvida uno de su miserable persona.