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Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor.
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Si quieres construir un barco, no empieces por buscar madera, cortar tablas o distribuir el trabajo, sino que primero has de evocar en los hombres el anhelo del mar libre y ancho.
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Di a cada uno: tienes razón. Porque tiene razón. Pero condúcelos más alto en su montaña; pues el esfuerzo de escalar, que rehusarían por ellos mismos, exige tanto de los músculos como del corazón... ¿Cómo conocerán los hombres sus actos si no han escalado trabajosamente la montaña, en soledad, para transmutarse en silencio?.
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Un montón de piedras dejan de ser simplemente un montón de piedras, en el momento en que un solo hombre las contempla dibujando dentro de sí la imagen de una catedral.
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El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe a dónde va.