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Tal como un hombre inteligente no teme parecerle tonto a otro hombre inteligente, el hombre elegante no tendrá miedo de que su elegancia pase inadvertida al gran señor, sino al patán. Las tres cuartas partes de los alardes de ingenio y mentiras vanidosas que los hombres han prodigado, rebajándose, desde que el mundo es mundo, iban dirigidas a inferiores.
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La sabiduría no nos es dada; debemos descubrirla por nosotros mismos tras un viaje que nadie puede evitarnos ni recorrer por nosotros.
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El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos.
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El instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo.
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A veces estamos demasiado dispuestos a creer que el presente es el único estado posible de las cosas.