Hace falta toda una vida para aprender a vivir.
Al brillar un relámpago nacemos y aún dura su fulgor, cuando morimos tan corto es vivir.
Vivir la eternidad en toda su plenitud es vivir el instante.
Lo realmente bueno es luchar con determinación, abrazar la vida y vivirla con pasión, perder con clase y atreverse a ganar, porque el mundo pertenece a quienes se atreven a vivir, la vida vale demasiado como para ser insignificante.
El oficio de hombre, un fatal arte de vivir que cada cual practica cada día en muchas ocasiones sin saberlo, exige por ello muchos recursos, un ingenio constante desplegado para hacer de la vida una victoria, para asumir la propia condición...
Tres cosas distinguen al hombre superior: siendo virtuoso, está libre de ansiedad; siendo sabio, está libre de perplejidad; siendo valiente, está libre de temor.
Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos.
Amar y reconocer al mismo tiempo los defectos de la persona amada; odiar y saber estimar las buenas cualidades de aquellos a quienes se odia, son dos cosas bastante raras de hallar bajo la capa del cielo.
El hombre más noble a todo se acomoda, aunque no sea obsequioso. El hombre inferior es obsequioso, pero no se acomoda a los demás.
Aprender sin pensar es trabajo perdido; pensar sin aprender es peligroso.