Los hombres desaprueban, por lo común, lo que son incapaces de ejecutar.
La diferencia entre lo que hacemos y lo que somos capaces de hacer, bastaría para solucionar la mayoría de los problemas del mundo.
Uno no siempre puede hacer lo que quiere... Pero siempre tiene el derecho de no hacer lo que no quiere.
No es hacer lo que nos gusta, sino que nos guste lo que hacemos, lo que convierte la vida en una bendición.
Si haces lo que siempre has hecho nunca llegarás más allá de donde siempre has llegado.
Por mucho que conozca todos los misterios que enseña el apóstol, aunque posea toda la ciencia, si no tengo caridad, no soy nada.
Donde hay paz y meditación no tienen cabida la ansiedad y la duda.
Que los hermanos no se apropien de nada, ni de casa, ni de tierra, ni de ninguna otra cosa (...). Aquí está la excelencia de la muy alta pobreza (...). Esto es lo que debéis compartir.
Señor, concédeme la serenidad de aceptar que hay cosas que no puedo cambiar; el valor de cambiar lo que puede cambiarse y la sabiduría para distinguir la diferencia.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz, donde hubiere odio, que ponga amor. Donde hubiere ofensa, que ponga perdón. Donde hubiere discordia, que ponga unión. (...) Donde hubiere tristeza, que ponga alegría. ¡Oh, Señor!, que no busque tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar.