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Por mucho que conozca todos los misterios que enseña el apóstol, aunque posea toda la ciencia, si no tengo caridad, no soy nada.
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Donde hay paz y meditación no tienen cabida la ansiedad y la duda.
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Que los hermanos no se apropien de nada, ni de casa, ni de tierra, ni de ninguna otra cosa (...). Aquí está la excelencia de la muy alta pobreza (...). Esto es lo que debéis compartir.
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Señor, concédeme la serenidad de aceptar que hay cosas que no puedo cambiar; el valor de cambiar lo que puede cambiarse y la sabiduría para distinguir la diferencia.
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Empieza haciendo lo necesario, después lo posible, y de repente te encontrarás haciendo lo imposible.