Oponerse directamente a las opiniones es el medio de echarlo todo a perder.
Hemos de pensar que los que sostienen opiniones contrarias a las nuestras no son necesariamente bárbaros; muchos saben usar la razón tan bien como nosotros y hasta mejor.
Las opiniones sólo me interesan cuando conducen a acciones y sacrificios. Prefiero a un hombre que piensa lo contrario que yo, pero que me agrada e impone como persona, antes que a un correligionario que puede que sea un cobarde y un parlanchín.
No es muy dificil atacar las opiniones ajenas, pero sí el sustentar las propias: porque la razón humana es tan débil para edificar, como formidable ariete para destruir.
No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.
Caer no es peligroso ni vergonzoso, pero permanecer arrodillado es ambas cosas.
Todos vivimos bajo el mismo cielo, pero ninguno tiene el mismo horizonte.
Hay algo que Dios ha hecho mal. A todo le puso límites menos a la tontería.
La suerte es una flecha lanzada que hace blanco en el que menos la espera.
Todos los órganos humanos se cansan alguna vez, salvo la lengua.