Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer.
Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia.
Reyes o gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben mandar.
Manda el que puede y obedece el que quiere.
Para las mujeres el mejor afrodisiaco son las palabras; el punto G está en los oídos, el que busque más abajo está perdiendo el tiempo.
La muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si puedes recordarme, siempre estaré contigo.
Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro.
Al final, sólo se tiene lo que se ha dado.
La guerra es la obra de arte de los militares, la coronación de su formación, el broche dorado de su profesión. No han sido creados para brillar en la paz.