La perversión y la desidia del espíritu corren parejas con las del cuerpo.
Si el espíritu es un atributo divino, una existencia conforme al espíritu será verdaderamente divina.
El cuerpo humano no es más que apariencia, y esconde nuestra realidad. La realidad es el alma.
Con el espíritu sucede lo mismo que con el estómago: sólo puede confiársele aquello que pueda digerir.
La alegría del alma forma los días más bellos de la vida en cualquier época que sea
Nada nace ni nada perece. La vida es una agregación y la muerte una separación