Cuando en el mundo aparece un verdadero genio puede reconocérsele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.
El arte de ser sabio es el arte de reconocer lo que debemos pasar por alto.
El sabio no es el hombre que proporciona las respuestas verdaderas, sino el que plantea las verdaderas preguntas.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea para reparar el daño.
Hay la misma diferencia entre un sabio y un ignorante que entre un hombre vivo y un cadáver.
La belleza vale más que cualquier carta de recomendación.
Las virtudes más grandes son aquellas que más utilidad reportan a otras personas.
Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta.
La felicidad reside en el ocio del espíritu.
El hombre es por naturaleza un animal político.