Es mejor ser hombre que mujer, porque hasta el hombre más miserable tiene una mujer a la cual mandar.
Si te propones algún día mandar con dignidad, debes servir con diligencia.
Reyes o gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben mandar.
Manda el que puede y obedece el que quiere.
La belleza vale más que cualquier carta de recomendación.
Las virtudes más grandes son aquellas que más utilidad reportan a otras personas.
Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta.
La felicidad reside en el ocio del espíritu.
El hombre es por naturaleza un animal político.