La historia no es más que una maldita cosa tras otra.
El valor de la historia no es científico, sino moral. La historia, el liberalizar la mente, profundizar en las simpatías y fortalecer la voluntad, nos permite controlar, no la sociedad, sino algo mucho mucho más importante, a nosotros mismos; nos prepara para vivir de una forma mucho más humana en el presente y enfrentarnos al futuro en lugar de predecirlo.
Si uno pudiera revivir para los otros algunas de las antiguas y complejas intrigas, muertas y cubiertas de telarañas, e insuflar aliento y carácter en los nombres muertos y en los rígidos retratos. Eso, en mi opinión, es historia.
La parte mas filosófica de la historia es hacer conocer las tonterias cometidas por los hombres.
Sin democracia la libertad es una quimera.
Como se sabe, los negocios pueden dar dinero, pero la amistad raramente lo hace.
La felicidad en el matrimonio depende enteramente de la suerte.
He sido un ser egoísta toda mi vida, no en teoría, pero sí en la práctica.
La mitad del mundo no puede comprender los placeres de la otra mitad.
Nadie se queja de tener lo que no se merece.