Sepan los jovenes que dado el gran número y variedad de pecados que por todas partes nos acechan, requiere más discrección y constancia evitar el mal, que mantenerse en el bien.
El pecado ofende a Dios lo que perjudica al hombre.
La mayoría de los pecadores pasan su vida ofendiendo a Dios y confesándose.
¡Qué pena que beber agua no sea un pecado! ¡Qué bien sabría entonces!
Dios lo que más odia después del pecado es la tristeza, porque nos predispone al pecado.
La publicidad en un periódico te da más conocimiento sobre lo que está sucediendo que las noticias mismas
El verdadero hombre es aquel que siempre encuentra excusas para los demás, pero nunca para sí mismo
Un hombre orgulloso rara vez es agradecido, porque piensa que todo se lo merece
La gratitud es una flor que brota del alma
La primera hora de la mañana es el timón de la jornada