Todas las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos.
A veces una batalla lo decide todo, y a veces la cosa más insignificante decide la suerte de una batalla.
Abstente de apresurarte en demasías y de arriesgar resoluciones impetuosas.
Cada uno de los movimientos de todos los individuos se realizan por tres únicas razones: por honor, por dinero o por amor.
Sólo hay dos palancas que muevan a los hombres: el miedo y el interés.
Cuando quiero que un asunto no se resuelva lo encomiendo a un comité.
No hay que temer a los que tienen otra opinión, sino a aquellos que tienen otra opinión pero son demasiado cobardes para manifestarla.