A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente.
El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.
Saber que se sabe lo que se sabe y que no se sabe lo que no se sabe; he aquí el verdadero saber.
Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos es el océano.
Pueden diluirse en el espacio y el tiempo, y mañana veremos.
Los deseos deben obedecer a la razón.
La naturaleza ha puesto en nuestras mentes un insaciable deseo de ver la verdad.
En cuanto a la adversidad, difícilmente la soportarías si no tuvieras un amigo que sufriese por ti más que tu mismo.
La amistad es un acuerdo perfecto de los sentimientos de cosas humanas y divinas, unidas a la bondad y a una mutua ternura.
Nada perturba tanto la vida humana como la ignorancia del bien y el mal.