El acento es el que convence y no la palabra.
He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
Nunca convencerás a un ratón de que un gato negro trae buena suerte.
Al inteligente se le puede convencer; al tonto, persuadir.
A un pueblo no se le convence sino de aquello de que quiere convencerse.
Las palabras me han salvado siempre de la tristeza.
Todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito.
Todas las personas tienen la disposición de trabajar creativamente. Lo que sucede es que la mayoría jamás lo nota.
Antes de negar con la cabeza, asegúrate de que la tienes.