El hombre es mortal por sus temores e inmortal por sus deseos.
Si el hombre alcanzara la mitad de los deseos que tiene, redoblaría sus inquietudes.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Los deseos deben obedecer a la razón.
Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.
Por naturaleza, los hombres gustan de ver cosas nuevas y de viajar.
Servid cien veces, negaos una, y nadie se acordará más que de vuestra negativa.
Yo converso solamente conmigo mismo y con mis libros
La guerra es un atentado contra el género humano
El día más largo llega pronto a su fin