Si el hombre no sumase a su pena de ayer las penas de mañana, cualquier suerte le sería soportable.
Fácil es alegrarse en la prosperidad, pero verdaderamente es varonil el hombre que sonríe ante el infortunio. Hay gentes que padecen tres clases de tribulación; la que tuvieron, la que tienen y la que esperan tener.
Cuando nos invade la pena, un día dura tanto como tres otoños.
El hombre desdichado busca un consuelo en la amalgama de su pena con la pena de otro.
Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias.
Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama.
Al que mal vive, el miedo le sigue.
La poesía tal vez se realza cantando cosas humildes.
Donde hay música no puede haber cosa mala.
El hacer el padre por su hijo es hacer por sí mismo.