La falsedad está tan cercana a la verdad que el hombre prudente no debe situarse en terreno resbaladizo.
Algunas personas son tan falsas que ya no son conscientes de que piensan justamente lo contrario de lo que dicen.
La falsedad tiene alas y vuela, y la verdad la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño ya es demasiado tarde.
Lo que ha sido creído por todos siempre y en todas partes, tiene todas las posibilidades de ser falso.
La falsedad es tan antigua como el árbol del Edén.
La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.
Una cosa es saber y otra saber enseñar.
Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.