No hay camino para la paz; la paz es el camino.
Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados los Hijos de Dios.
La paz no se escribe con letras de sangre, sino con la inteligencia y el corazón.
La paz comienza con una sonrisa.
Que tu pensamiento no rebase el tiempo presente; he aquí el secreto de la paz.
La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio.
Cuando mejor es uno, tanto más difícilmente llega a sospechar de la maldad de los otros.
Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos.
Una cosa es saber y otra saber enseñar.
Si hacemos el bien por interés, seremos astutos, pero nunca buenos.